¿Es razonable comparar los videojuegos con los juegos de azar?

Hoy en día, muchas personas creen firmemente que los videojuegos y los juegos de azar son absolutamente idénticos. Y no es de extrañar: si conoce los videojuegos superficialmente, a primera vista no se diferencian en nada de las máquinas de los casinos. Pero si profundiza, notará fácilmente una diferencia fundamental.

En primer lugar, los juegos de azar, a diferencia de los videojuegos, son un juego puramente probabilístico. Están diseñados para que a largo plazo siempre pierdas, pero a corto plazo a veces ganes.

La naturaleza aleatoria de la recompensa, a su vez, desencadena lo que en psicología se denomina condicionamiento operante. En resumen, como el jugador no sabe exactamente cuándo ganará, tiene un círculo vicioso de pensamientos: “La próxima vez que tire de la palanca, seguro que ganaré el bote”, piensa el ludópata y tira de la palanca “una vez más”, luego “una vez más”, y “una vez más”, y así sucesivamente. Aquí nos enfrentamos a una distorsión cognitiva muy real, que consiste en una incomprensión fundamental por parte de la mente humana del hecho de que con cada partida la probabilidad de ganar sigue siendo insignificante en lugar de aumentar.

A diferencia de los juegos de azar, los videojuegos son juegos de habilidad. Esto es similar al ajedrez, donde el éxito también depende únicamente de la perseverancia, la inteligencia y la práctica del jugador. La simple probabilidad no es la respuesta: hay que ganarse la victoria. Hay que esforzarse mucho para pasar al siguiente nivel.